Friday, January 20, 2006
Bruce Goff (1904-1982)
Un arquitecto olvidado.
Hablando de obras que no se relacionan con su contexto, me vino a la memoria un arquitecto norteamericano, no demasiado conocido por estos lares, a quién se le atribuyó el mismo pecado arquitectónico a mediados del siglo XX, el niño prodigio: Bruce Goff, al que ( se cuenta en el mundo de los mitos ) Frank Lloyd Wrigth habría aconsejado no estudiar en una escuela de arquitectura, para no limitar su talento e imaginación. Este controvertido arquitecto, que en su época fue considerado como uno de los artistas mas creativos y brillantes de su generación, no le temía a las críticas de sus colegas. Experimentó con la expresión de toda clase de formas, materiales y estructuras, abriendo el camino para la aparición de arquitecturas contemporáneas como la de Frank Ghery o Peter Eisenman.
Todo esto viene a cuento, con motivo de que en verdad lo que recordé fué un film sobre las obras de Goff, el del cineasta alemán Heinz Emigholz titulado: “Goff in the desert” (2002), a propósito del cual, el realizador se refiere a la arquitectura de Goff diciendo: “ …..sus espacios me vuelven loco, envidio totalmente su capacidad de diseñarlos…puede hasta conmoverme”.
Este es un film bastante inusual, en el sentido que, el movimiento no tiene relación con el cambio, ni con extensiones extraordinarias de los planos (como Tarkovski o Warhol). Son en esencia fotografías fijas de detalles o de lugares de las obras del arquitecto, no se reproducen los edificios. Este hecho, nos lleva de vuelta al punto del problema del espacio cinematográfico. Nos recuerda una vez más, que desde este modo de mirar, lo fotografiado queda aislado del contexto, construyendo un espacio propio.
Los críticos de cine consideraron este documental como una verdadera lata. Su inmovilidad fue tildada de aburrida; pero si uno reflexiona sobre esta forma de mostrar la obra de un arquitecto, llega a la conclusión que no podría ser de otra manera, porque además del problema de la trimensionalidad, de los colores y de los contrastes, como bien lo señala el propio Emigholz, la arquitectura en el cine tiene solo una categoría de reproducción, entendiendo por ello, “ una copia que te acerca al original”.
Un arquitecto olvidado.
Hablando de obras que no se relacionan con su contexto, me vino a la memoria un arquitecto norteamericano, no demasiado conocido por estos lares, a quién se le atribuyó el mismo pecado arquitectónico a mediados del siglo XX, el niño prodigio: Bruce Goff, al que ( se cuenta en el mundo de los mitos ) Frank Lloyd Wrigth habría aconsejado no estudiar en una escuela de arquitectura, para no limitar su talento e imaginación. Este controvertido arquitecto, que en su época fue considerado como uno de los artistas mas creativos y brillantes de su generación, no le temía a las críticas de sus colegas. Experimentó con la expresión de toda clase de formas, materiales y estructuras, abriendo el camino para la aparición de arquitecturas contemporáneas como la de Frank Ghery o Peter Eisenman.
Todo esto viene a cuento, con motivo de que en verdad lo que recordé fué un film sobre las obras de Goff, el del cineasta alemán Heinz Emigholz titulado: “Goff in the desert” (2002), a propósito del cual, el realizador se refiere a la arquitectura de Goff diciendo: “ …..sus espacios me vuelven loco, envidio totalmente su capacidad de diseñarlos…puede hasta conmoverme”.
Este es un film bastante inusual, en el sentido que, el movimiento no tiene relación con el cambio, ni con extensiones extraordinarias de los planos (como Tarkovski o Warhol). Son en esencia fotografías fijas de detalles o de lugares de las obras del arquitecto, no se reproducen los edificios. Este hecho, nos lleva de vuelta al punto del problema del espacio cinematográfico. Nos recuerda una vez más, que desde este modo de mirar, lo fotografiado queda aislado del contexto, construyendo un espacio propio.
Los críticos de cine consideraron este documental como una verdadera lata. Su inmovilidad fue tildada de aburrida; pero si uno reflexiona sobre esta forma de mostrar la obra de un arquitecto, llega a la conclusión que no podría ser de otra manera, porque además del problema de la trimensionalidad, de los colores y de los contrastes, como bien lo señala el propio Emigholz, la arquitectura en el cine tiene solo una categoría de reproducción, entendiendo por ello, “ una copia que te acerca al original”.
Pero aquí surge otra pregunta: ¿es simplemente una reprodución del original o es un nuevo original?.
Lo que vemos en el cine tiene su propia realidad y la cámara cambia lo real dependiendo del enfoque, por lo tanto lo que observamos, no solo ha perdido “el aura” singular de original, como diría Walter Benjamin, lo que miramos es otra obra, la que nos entrega la cámara.
Lo que vemos en el cine tiene su propia realidad y la cámara cambia lo real dependiendo del enfoque, por lo tanto lo que observamos, no solo ha perdido “el aura” singular de original, como diría Walter Benjamin, lo que miramos es otra obra, la que nos entrega la cámara.
Wednesday, January 18, 2006
GUGGENHEIM BILBAO Frank Gehry
¿RELACIONES PELIGROSAS?
…“El cine culturalmente hablando aporta a la arquitectura una nueva mirada, porque la arquitectura también se nutre de miradas y se renueva por la mirada, el conocimiento y la apreciación visual de las cosas”
Paul Chemetov.
Arquitecto y Urbanista.
¿RELACIONES PELIGROSAS?
…“El cine culturalmente hablando aporta a la arquitectura una nueva mirada, porque la arquitectura también se nutre de miradas y se renueva por la mirada, el conocimiento y la apreciación visual de las cosas”
Paul Chemetov.
Arquitecto y Urbanista.
Por estos días he estado releyendo a Chávez ( Norberto, el argentino, no el venezolano), y también otras reflexiones de arquitectos y urbanistas relacionadas con la creciente influencia de la cinematografía en la arquitectura.
Hay consenso que esta mirada, unida a la aparición de las matemáticas y geometrías no lineales, ha modificado radicalmente la concepción del espacio en la arquitectura actual. En este panorama, sin embargo, me he encontrado con el entusiasmo de unos y con el rechazo de otros, respecto al hecho, de mirar el espacio arquitectónico con un ojo cinematográfico.
El temor surge, porque el espacio fílmico es un espacio construido de fracmentos, la cámara enumera y resalta aspectos espaciales y el espectador los relaciona, para dar forma a un lugar, o a varios lugares (depende del que mira). El lugar cinematográfico no tiene historia, ni contexto que no sea su propia situación dentro del film. Es un espacio hecho por partes, que carece de una trascendencia real, es un espacio virtual y en este aspecto, es muy diferente al espacio arquitectónico.
El cine es un creador de espacios virtuales y para ello se sirve de la imagen en movimiento. Si bien, en este aspecto se vincula con la arquitectura, históricamente podemos encontrar también, otras correspondencias entre estas dos disciplinas, por ejemplo: la teoría, la historia y la técnica de la escenografía, sin olvidar que la visión de la historia de la arquitectura y del urbanismo que nos proporciona el cine, ha contribuido en gran medida al conocimiento y a la divulgación de la problemática de la ciudad, no solo a los especialistas, sino también, a sus habitantes.
Temer hoy, a la transformación del espacio arquitectónico en un espacio descontextualizado y fracmentado por influencia del cine, es casi como tapar el sol con un solo dedo. En la arquitectura actual la descotextualización y sobre todo la fracmentación, se nos cuela por todas partes. La ciencia y la tecnología han ido profundizando ideas que tiempo atrás nos parecían impensables, conceptos como lo múltiple, el fracmento y la teoría del caos, el pliege,las estructuras líquidas, etc. En filosofía, el pensamiento post-estructuralista nos ofrece nuevos conceptos como el de rizoma enunciado por Félix Guatari y Giles Deleuze en los años sesenta. La literatura nos introduce al mundo paralelo de los hipertextos, que rompen la linealidad del relato, al igual que Quentin Tarantino rompe la lógica temporal con su film Pulp Fiction( 1994), Akira Kursawa con Rashomon (1951) o Christopher Nolan con Memento (2001)
En fin, creo que el problema es que seguimos trabajando con la idea de un contexto hitóricamente estable, mientras vemos como nuestras proposiciones se descotextualizan rápidamente junto con la transformación cada vez mas acelerada del entorno.
Los urbanistas hablan de piezas urbanas para referirse a algunas obras de arquitectos contemporáneos aparentemente desvinculadas con su entorno ( tales como Frank Gery,Greg Lynn, Rem Koolhaas o Peter Eisenman), obras que responden a leyes propias, antes que a parámetros de contextualidad. Capaces de una adaptación atemporal, tienen el carácter de hitos y se insertan en estructuras de rizoma o en estucturas matemáticas, no algebraicas , es decir, no operan con las leyes de composición, sino en una red de múltples conexiones, no solo a la escala de la ciudad, sino de continentes ( es el caso del proyecto Euro-Lille).
Estos métodos proyectuales, basados en la filosofía, en topologías no euclidianas (en una relación de la arquitectura con la matemática y la narración visual y escrita) son la respuesta al aire no lineal de la época, sus obras- resultado no siempre se integran al contexto de la manera tradicional, pero generan otras alternativas al sistema de diseño establecido.
En resumen, es verdad que el cine ha aportado su contribución a la arquitectura dándole una mirada cinética y temporal nueva, y también es cierto que estas relaciones entrañan el peligro de encandilar a los arquitectos haciendolos olvidar lo señalado por Chemetov: …“un arquitecto interviene en una cadena histórica, un terreno geográfico, en medio de una cultura, de un modo de ser y de actuar de los habitantes.”, pero no por ello lo culparemos de todas las penurias de la arquitectura actual.