"Un proyecto consiste en saber atar múltiples líneas, múltiples ramificaciones que se abren en distintas direcciones. Mi modo de trabajar está muy ligado a la idea de curiosear o de distraerse."

Enric Miralles,( 1955-2000)
Premio STIRLING 2005



El cruel Antonin Artaud sostenía que hacer cine implicaba "una subversión total de los valores, un trastoque completo de la óptica, de la perspectiva, de la lógica” y por ello, debía utilizarse todos los medios de acción sensual propios de este arte.

Creo, luego de ver el recientemente galardonado Parlamento Escocés, que Enric Miralles compartía esa mirada en la arquitectura.

Su obra, al igual que el cine, tiene un poder revelador, “amplia, al decir de Benjamin, el poder perceptivo del ojo”. Nos trae a presencia con exageración, lo que habitualmente queda en el inconciente visual: los diversos ángulos y perfiles de las cosas y de los espacios. Aspectos de la arquitectura, que para el espectador común “nadan inadvertidos en la ancha corriente de lo percibido”.

Aquí, vuelve a surgir nuevamente la sombra de los arquitectos y de los escenarios del cine expresionista.

Ante a un edificio definido por algunos como "el perfecto equilibrio entre una estética fracmentada y convulsa y el respeto por la tradición del lugar", cabe preguntar, si en su manera de hacer arquitectura Miralles habrá combinado un poco de expresionismo, otro poco de tradición Barcelonesa ( léase Gaudí) y una imaginación maravillosa capaz de materializar una obra, a lo mejor excesiva, pero por sobre todo profundamente bella.

De cualquier modo,buena mezcla.