NOSTALGIA
¿Por qué ser poeta en tiempos de penuria?
Para seguir cantando las huellas de los dioses que se han ido
Hölderling
En el Timaeos Platón describe los tres principios que hacen posible el entendimiento:
“ Primero está aquello que se encuentra en proceso de generación; segundo aquello en lo cual la generación tiene lugar; y tercero aquello de lo cual la cosa generada es una semblanza”
Y uno de los “aquellos” que así se generaban, era la “sustancia del espacio”. Hoy en día nadie llamaría sustancia al espacio, aunque, no está demás decirlo, tampoco tenemos muy claro como llamarlo.
La cosa se entendía un poco más, cuando Timeo describía la fundación de la ciudad de Atenas y hablaba de esta materia que era lo espacial para los griegos. Por supuesto, antes de Aritóteles, quién nos regaló ( para bien o para mal ) el concepto de “espacio no como materia,sino como extensión.”
( concepto que cambiaría para siempre su percepción para los occidentales).
Lo que nunca logré comprender del todo, fué: ¿de que podría ser semblanza un espacio? Tal vez de otro espacio, como en un juego de espejos borgiano……….. “los espacios a los espacios son iguales”.
Mi preferida, era esa parte en la que Timeo explicaba el segundo principio. Quizás por orgullo de género, porque aquello que generaba todas las cosas era un principio femenino, del cual (las)(los) arquitectos nunca hablamos porque, como muchas otras áreas, el formalismo y el diseño de las ciudades siempre han sido patrimonio masculino.
Para esos griegos la matríz era el sinónimo de la madre, la única capáz de "parir el espacio". Era el recetáculo que da la forma, que in-forma el espacio. Platón la definía como…..”una cosa invisible y aún indeterminada….una sombra que siempre huye, misteriosa y elusiva, pero hacedora de cosas tangibles. Era “chôra”, aquella que generaba todas las formas pero que en si misma carecía de una forma determinada. Era como el sueño y preñaba de poesía los lugares.
En esos tiempos, las ciudades aún eran semblanza de aquellas otras ciudades ideales que existían en el cielo. En ellas se cumplía el verso de Hölderling .....“poéticamente habita el hombre”; entendiendo por poetizar "el dejar habitar”, habitar no solo sobre la tierra, sino, entre la tierra y el cielo.
¿Por qué ser poeta en tiempos de penuria?
Para seguir cantando las huellas de los dioses que se han ido
Hölderling
En el Timaeos Platón describe los tres principios que hacen posible el entendimiento:
“ Primero está aquello que se encuentra en proceso de generación; segundo aquello en lo cual la generación tiene lugar; y tercero aquello de lo cual la cosa generada es una semblanza”
Y uno de los “aquellos” que así se generaban, era la “sustancia del espacio”. Hoy en día nadie llamaría sustancia al espacio, aunque, no está demás decirlo, tampoco tenemos muy claro como llamarlo.
La cosa se entendía un poco más, cuando Timeo describía la fundación de la ciudad de Atenas y hablaba de esta materia que era lo espacial para los griegos. Por supuesto, antes de Aritóteles, quién nos regaló ( para bien o para mal ) el concepto de “espacio no como materia,sino como extensión.”
( concepto que cambiaría para siempre su percepción para los occidentales).
Lo que nunca logré comprender del todo, fué: ¿de que podría ser semblanza un espacio? Tal vez de otro espacio, como en un juego de espejos borgiano……….. “los espacios a los espacios son iguales”.
Mi preferida, era esa parte en la que Timeo explicaba el segundo principio. Quizás por orgullo de género, porque aquello que generaba todas las cosas era un principio femenino, del cual (las)(los) arquitectos nunca hablamos porque, como muchas otras áreas, el formalismo y el diseño de las ciudades siempre han sido patrimonio masculino.
Para esos griegos la matríz era el sinónimo de la madre, la única capáz de "parir el espacio". Era el recetáculo que da la forma, que in-forma el espacio. Platón la definía como…..”una cosa invisible y aún indeterminada….una sombra que siempre huye, misteriosa y elusiva, pero hacedora de cosas tangibles. Era “chôra”, aquella que generaba todas las formas pero que en si misma carecía de una forma determinada. Era como el sueño y preñaba de poesía los lugares.
En esos tiempos, las ciudades aún eran semblanza de aquellas otras ciudades ideales que existían en el cielo. En ellas se cumplía el verso de Hölderling .....“poéticamente habita el hombre”; entendiendo por poetizar "el dejar habitar”, habitar no solo sobre la tierra, sino, entre la tierra y el cielo.
Entonces el hombre era intermediario entre el cielo y la tierra, pero solo el principio femenino podía transformar lo ideal en realidad. Este espíritu femenino, moraba tanto en los hombres como en las mujeres de la época.
¿Dónde está esa poética en las ciudades actuales?
Al decir de Hölderling ¿Será que nos faltan las Diosas que se han ido, y por ello, vivimos en tiempos de penuria?
¿Dónde está esa poética en las ciudades actuales?
Al decir de Hölderling ¿Será que nos faltan las Diosas que se han ido, y por ello, vivimos en tiempos de penuria?
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